Pese a que su nivel de implantación sigue sin ser uniforme en todo el mundo, la economía colaborativa comienza a asentarse como movimiento. Llega el momento de hablar de su futuro y de qué forma tomará en su fase de consolidación. Todavía es joven, pero lo cierto es que algo ha llovido desde que hablamos de “economía colaborativa” por primera vez. La revista TIME se refirió al consumo colaborativo como una de las 10 ideas que cambiaría el mundo ya en 2011 y, aunque a España ha llegado más tarde, lo cierto es que las expectativas en torno a ella no son muy diferentes: ha venido a cambiar el mundo y salvarnos de las crisis en las que estamos inmersos. Como suele ocurrir, la primera fase de encantamiento no dura eternamente y ese ha sido, precisamente, el centro de reflexión de la cuarta edición de OuiShare Fest París, el encuentro por excelencia de la economía colaborativa a nivel internacional. Su lema “¿Qué viene después de la ‘fiebre del oro’?” (After the Gold Rush, what’s next?) se ha atrevido a comparar el crecimiento meteórico de la economía colaborativa con la fiebre del oro americana. Por supuesto, no todos han encontrado oro en esa tierra prometida y, tras las grandes expectativas, llega el momento de tomar aire y ser realistas. ¿Y ahora qué? Hace unas semanas, en la capital francesa, tuvimos la oportunidad de hacer esta misma pregunta a varios expertos del sector. Estas son sus respuestas:
Nathan Schneider, experto en Cooperativismo de Plataforma
“La ciudad en la que vivo, en Colorado, se creó literalmente sobre los restos de una fiebre del oro que vino y se fue. Cualquier fiebre del oro es un momento especulativo, en el que la gente se lanza a la aventura, cada uno deseando ser uno de los afortunados que se harán ricos y se llevarán los beneficios. Pero hay pocos ganadores y muchos perdedores. Y, después de cada fiebre del oro, aparece la realidad –y, con suerte, también la solidaridad. En vez de buscar lo mejor para nosotros mismos, comenzamos a buscar nuestro sustento y a cuidar de los demás. Lo que también suele ocurrir después de la fiebre del oro es que nos damos cuenta de que hay búsquedas mucho más valiosas que el oro mismo. El esfuerzo de desarrollar un modelo de propiedad y gobernanza de las plataformas digitales más democrático, o el propio cooperativismo de plataforma, son una forma de negación de esa fiebre del oro. Se trata de crear una economía que gira en torno a la cobertura de las necesidades humanas y no la acumulación de una gran riqueza, y hacerlo de una manera sostenible.”
Claire Balva, cofundadora de Blockchain France
“La velocidad a la que la tecnología blockchain se ha expandido en el último año es impresionante. Ahora bien, aunque muchas personas aseguran que las aplicaciones de la blockchain cambiarán el mundo, es evidente que no todas están preparadas para ponerse en marcha –por lo que, en primer lugar, debemos centrarnos en aquellas que son más realistas y prometedoras. Una de las aplicaciones con más posibilidades de desarrollarse es el voto electrónico. En los últimos años, el reconocimiento del voto electrónico ha crecido. Sin embargo, las herramientas para su implantación no se han perfeccionado. Dado que el principio básico de la blockchain es garantizar la seguridad de las transacciones, los países democráticos podrían beneficiarse del desarrollo de esta tecnología para mejorar los problemas asociados a la privacidad de nuestro voto y reducir el fraude electoral. Por otro lado, la rápida adopción del Bitcoin en algunos países anglosajones, incluyendo Australia, Canadá y EEUU, nos permite esperar que algunos países europeos, que aún no han creado un marco regulatorio al respecto, la reconocerán como una moneda legal en los próximos años.”
Myriam Bouré, cofundadora de Open Food France
“Diría que, después de la fiebre del oro, viene un movimiento centrado en los valores esenciales y una feliz sobriedad. Nos hemos dado cuenta de que el oro no nos estaba haciendo felices y que el sistema construido en torno a él nos hace esclavos. Estamos liberándonos a nosotros mismos, buscando formas de empoderarnos y ser autónomos, a través de la descentralización y la organización en comunidades. A mi parecer, cambiar nuestro sistema alimentario es parte de este proceso; una necesidad básica, pero con un enorme potencial en nuestro bienestar y la salud social y medioambiental de nuestro planeta. Cultivar nuestra propia comida, comprar comida directamente de los productores junto a nuestros vecinos, van a convertirse en prácticas más habituales en los años venideros. La descentralización del sistema alimentario y la reconexión entre los productores y los consumidores son, para mí, dos de las tendencias fundamentales tras la fiebre del oro.”
Jaime Arredondo, fundador de OSlantis
"Después de la fiebre del oro 1.0 que fue la economía colaborativa, vamos a la nueva fiebre del oro 2.0 que será la blockchain.
Habrá mucha gente dándole demasiado bombo y esperanzas a los experimentos que surjan sobre la blockchain, pero la tecnología seguirá siendo insuficiente para llegar a una verdadera sociedad colaborativa, democrática y regenerativa. Sin embargo, pienso que habrá cada vez más experimentos participativos tanto en las empresas como en los gobiernos. Las generaciones que están empezando a heredar los puestos de dirección en las empresas tradicionales abrirán cada vez más sus metodologías y sus conocimientos a sus usuarios para crear soluciones mejor adaptadas a comunidades diversas y a las necesidades ecológicas, pero que también crearán más desigualdades. En paralelo, muchos gobiernos se verán obligados a abrir sus procesos de decisión y presupuestarios a la participación de los ciudadanos, quienes cada vez se organizan mejor gracias a Internet –y, quizás, gracias a la Blockchain. La consecuencia de todo esto es que por fin empezaremos a ver experimentos con Rentas Básicas Incondicionales en algunos países, que permitirán a sus vecinos sacar conclusiones de si es una herramienta útil para los nuevos desafíos que se nos vienen encima."
Alicia Trepat, Global Hub for the Common Good
“Después del auge de ciertos modelos de negocio inicialmente basados en principios colaborativos, es el momento de aunar fuerzas para catalizar un cambio sistémico real basado en valores, que no sólo beneficie a unas pequeñas fracciones de la sociedad, sino que sea inclusivo y democrático. El objetivo final es hacer una transición hacia un nuevo ecosistema en el que la acumulación de capital deje de ser el máximo objetivo a conseguir. La única forma de lograrlo será a través de la colaboración entre todas las propuestas para una nueva economía y todos los actores de nuestra sociedad.”
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Como aseguraba Francesca Pick en su artículo de presentación de OuiShare Fest 2016, lo que realmente importa de la fiebre del oro no es la promesa de riquezas infinitas, sino el lugar hasta el que nos ha traído y lo que hacemos en él con la gente que nos ha acompañado. El debate continúa en Barcelona. ¿Os apuntáis? Foto portada por Andrew J. Russell - Yale University Libraries (Dominio Público)